Micro-relatos, cuentos, críticas y pensamientos...

jueves, 20 de enero de 2011

Dukkha

Lo había olvidado, que también soy humano, que la pena y la aflicción pueden tomar el mando, que el apego aún puede aferrarse a mi corazón, que el intelecto tiene sus límites. Este sufrimiento tan nuevo y a la vez tan conocido, lo había olvidado, vuelve a mí como un recuerdo, como un viejo amigo perdido hace mucho tiempo atrás, compañero que me acompañaba a todos lados, y que por cosas de la vida había quedado atrás, hoy vuelve renovado, haciéndome recordar el costo de la entrega, del amor romántico, haciendo mofa de mis imprudencias. Y es curioso, que aún sabiéndolo desde un principio, que lo que estaba por empezar algún día debía terminar, que las cosas son impermanentes, y las personas, caprichosas, que las emociones son perecederas y sus formas, indefinidas; decidí intentarlo, haciéndome el tonto como el que no sabe y el iluso como el que cree. Siempre comprometido, velando por la constancia, por la disciplina emocional, la ecuanimidad amorosa, pensando tener el control, hasta que me vi arrastrado por la corriente, poco a poco, fui confiando a manos torpes fragmentos delicados de aquellos que agrietan con facilidad.

2 comentarios:

Ryokan dijo...

Esta entrada es una de las muchas cosas que son escritas y que por alguna razón no son publicadas. Lo escribí hace varios meses atrás, durante un pequeño (y no tan pequeño) lapso de “mal de amores”. Ahora puedo publicarlo, con la mente y el corazón sosegados

Yriaf dijo...

x_x esas cosas pasan