Micro-relatos, cuentos, críticas y pensamientos...

jueves, 18 de diciembre de 2008

DicotomíA

Un silencio, en medio del bullicio, se difumaba como gota que cae en el mar. No disfrutaba hablar de trivialidades, salvo en contadas excepciones

-¿qué haces?

-Pienso, en el absurdo y el sin sentido, en el inútil transcurrir de los días e intento fuera de allí obtener de alguna manera u otra mi motivación. ¿A ti que te facilita sobrellevar la rutina?, ¿qué te motiva?

-Quiero ser exitoso, y me reconozcan por ello. ¿Quién no se sentiría motivado con eso?, y si no es suficiente, obtener una vida estable debería serlo.

-Debería- y calló-

Pero no lo era, y a decir verdad para él no era más que un mero hecho puntual. La motivación por lo que te ofrece el mundo solo facilita las cosas, el camino fácil, por otro lado, no siempre es el deseable; la mentalidad existencialista sin embargo, dificulta, pero es más su deseo de encontrar una respuesta, su respuesta.

Prefiere voltear hacia sí mismo, -¿por qué tanta soledad?- se preguntan los demás. Pero ¿quién elige ser quién es?, los días de ser como todos los demás habían quedado en el pasado, nada había obtenido de tan atareada tarea, la individualidad lo llamaba y no ser de aquella manera suponía un fracaso inminente, la inercia por infelicidad no es ni será nunca una buena permutación.

-Oye- insistía el sujeto del primer dialogo-, y que tal el placer; si, el placer y todo lo que este suponga, tal y por cual vivimos ¿no es este digno de motivación?

-Definitivamente- respondió- para el hombre común y corriente- pensó-.

Bueno pero no suficiente, y no era el desprecio que encendía aquellas ideas como quizás se podría llegar a pensar, tampoco la soberbia, pues, al fin y al cabo toda vida honrada es igual de justa y valiosa que cualquier otra honrada, el granjero entonces de tales conceptualizaciones, era su manera de ser tal cual y como es.

Y como todo ser humano, fluctuante e inconstante, divagada entre lo que se podría considerar dos mundos distintos, sufriendo de los excesos que su forma de vida suponía, de soledades prolongadas a compañías incompletas, de sentimientos de sosiego a sentimientos de alienación, del control personal a el desconcierto de encontrarse solo, “¿que acaso nadie es como yo?”.

2 comentarios:

Lilandra dijo...

Estilizado, sutil y en su sencillez opulento. No me resta nada que decir, el silencio es mi halago.

Ryokan dijo...

El silencio puede llegar decir mucho cuando se le aprende a escucharle. Creo que es mi halago tambien =P.

Grax por el comment ^^